Más riesgos para fondos de pensiones

Conozca cuáles serían los efectos de la inversión de los recursos pensionarios en infraestructura

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 .  (Foto: IDC online)
Act. Carlos Contreras Cruz -

El pasado 4 de agosto fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación una serie de modificaciones y adiciones a las reglas generales que dicta la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), para el régimen de inversión que deben seguir las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefore).

El punto destacable en estas reformas, es el que permite que las Siefore inviertan una parte de los recursos que administran en certificados bursátiles fiduciarios, que son instrumentos con los que se busca financiar proyectos de infraestructura dentro del territorio nacional.

Regularmente a estos certificados se les conoce como CKD?s o ?certificados de capital de desarrollo? y son emitidos por fideicomisos, quienes canalizan los recursos a uno o más proyectos de inversión en infraestructura, de una o varias empresas que requieren de capital para el desarrollo del referido proyecto.

Uno de los argumentos con los que originalmente se favorecieron las modificaciones en los sistemas de pensiones para llevarlos a la capitalización individual, fue la gran acumulación de recursos que se podían utilizar para el desarrollo de América a través, entre otras cosas, del ahorro interno1 y la utilización de ese dinero en el financiamiento de proyectos de inversión que contribuyeran al crecimiento económico del país. Hoy, con las reformas hechas a las reglas de inversión de los fondos administrados por las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), finalmente los recursos se emplearán para esos fines, lo que nos ha llevado en el Seminario de Investigación en Pensiones y Seguridad Social (SIPSS), a investigar cuáles son los resultados esperados ante la entrada en vigor de las nuevas disposiciones en materia de inversión, lo cual se muestra a continuación.

Algunas características y comentarios sobre los CKD?s

Los CKD?s surgieron en países con mercados financieros desarrollados donde se buscaban alternativas de inversión de recursos, dado que, como es sabido, a nivel mundial existe una saturación de fondos que no ?encuentran? opciones dónde ser invertidos.

Como se mencionó, el objetivo de los CKD?s es canalizar recursos a entidades con necesidades de financiamiento para el desarrollo de proyectos que teóricamente permitan el crecimiento económico de un país, como es el caso de los sectores energético y de comunicaciones, donde en este último se pueden considerar proyectos de infraestructura que requieren la inversión de grandes capitales, como carreteras, aeropuertos, entre otros.

Así por ejemplo, en Australia existen los ?Infraestructure funds?, que se invierten en el desarrollo de infraestructura pública; en Canadá se cuenta con los ?Income trusts? que son fideicomisos cuyas inversiones se enfocan en empresas desarrolladoras de proyectos de infraestructura energética y minera principalmente; y en Inglaterra existe un mercado de fondos altamente especializados, que se avocan al apoyo de la industria manufacturera y en menor grado de otros sectores.

De lo anterior se desprende que los CKD?s son títulos emitidos por fideicomisos, cuya tarea es transmitir a través de los mismos títulos, recursos financieros a entidades que requieran de capital para el desarrollo de proyectos de inversión, quienes deberán en su momento restituir esos recursos al fideicomiso, así como los rendimientos que el proyecto puesto en marcha genere? si es que los hubiese.

Esto último se debe a que el rendimiento de los títulos se encuentra relacionado de forma directa con el éxito o fracaso del proyecto que se buscó financiar, lo cual nos lleva a razonar sobre los elementos que se deben considerar en un proyecto de inversión, a saber: objeto de inversión, es decir, en qué se invierte; la inversión inicial o la cuantificación de los requerimientos para echar a andar el proyecto; el flujo de cobros y pagos, que se refiere a la estimación de los ingresos y egresos de la inversión; y el tiempo, que nos ayuda a establecer cuánto tardará el proyecto en operar. Todo esto sirve para medir la factibilidad o inoperabilidad del proyecto y en general no es sencillo determinar, pues meditando un poco sobre el asunto, surgen preguntas importantísimas como la relativa a la estimación de los ingresos y gastos.

¿Cómo puede medirse el flujo que habrá en un proyecto por ejemplo de tipo carretero? En efecto existen técnicas que ayudan a estimar dichos flujos de ingresos y egresos, sin embargo, tristemente la experiencia en México nos muestra que al momento de la operación de los proyectos algo sucede, que lleva a que el gobierno finalmente deba intervenir para rescatarlos, tal como sucedió en la década pasada exactamente con la infraestructura carretera cuya operación fue concesionada a la iniciativa privada. El lector debe recordar que en tal ocasión (agosto de 1997) debieron emitirse pagarés de indemnización de carreteras (para indemnizar a los concesionarios); y crearse el Fideicomiso de Apoyo para el Rescate de Autopistas Concesionadas (FARAC), que hizo suya la deuda bancaria de los concesionarios y que en conjunto ascendían a alrededor de $58,000 millones de pesos al momento de su creación y 10 años después se ubicaba en casi $180,000 millones de pesos.

CKD?s y su relación con los fondos de pensiones

En momentos de crisis mundial como los que se han vivido recientemente, los especialistas en temas económicos recomiendan, entre otras cosas, fomentar la inversión de capitales a través del otorgamiento de facilidades a los inversores, sin embargo, ¿qué pasa cuando quienes quieren invertir no tienen el capital necesario para hacerlo?

El inversor podría indiscutiblemente recurrir al endeudamiento a través de la emisión de papeles de deuda o quizá a la adquisición de préstamos con entidades financieras, sin embargo, existe la limitante de la cantidad de recursos a los que puede acceder, tanto por su historial crediticio, como por la cantidad de recursos requeridos y que probablemente la entidad financiera no pueda y/o quiera ofrecerle.

Un lugar donde existe tal cuantía de recursos que pudieran ocuparse para dichos fines, son los fondos administrados por las Afore donde según datos de la Consar se administran más de un millón de millones de pesos2.

No obstante el hecho de que exista ese dinero, no implica que libremente se deba hacer uso de él, debido a que, como se expuso previamente, el riesgo de que el proyecto fracase es difícil de medir y es, con base en la experiencia histórica, un riesgo elevado.

La teoría financiera indica que en cualquier inversión, mientras ésta sea más riesgosa, es decir, que en tanto la probabilidad de pérdida sea mayor, cuando existan rendimientos, aquéllos también serán mayores para así compensar el riesgo de pérdida al que se estuvo expuesto mientras vencía el plazo de la inversión. Consecuentemente las inversiones que puedan hacerse usando los fondos de pensiones, pudieran ofrecer rendimientos muy atractivos, pero también pérdidas3 severas que mermarían aún más el monto de la pensión4 de los trabajadores cuyos recursos se envíen a este tipo de inversiones.

Buscando seguramente evitar las pérdidas de los fondos de pensiones en malas inversiones, la Consar tomó al menos dos medidas ?pertinentes? al respecto:

  • acotó el monto de los recursos de una cuenta que puedan ser empleados en este tipo de inversiones y dispuso que solamente pudiera ocuparse el dinero de aquellos trabajadores jóvenes, cuya edad de retiro equivaliera a un largo plazo, indispensable para tener resultados con este tipo de instrumentos, y
  • estableció la existencia de un bono ligado a dichos certificados, que si bien no garantiza rendimientos, al menos asegura la recuperación del capital

Sobre estas medidas cabe comentar lo siguiente:

La opción de los denominados multi-fondos, donde los recursos de un trabajador se ubican en un fondo cuyas opciones de inversión varían de acuerdo con su edad, habiendo instrumentos de inversión de mayor riesgo para las personas más jóvenes, con el simple argumento de que tienen un lapso de tiempo muy amplio para poder recuperar las ?minusvalías? temporales que se pudieran presentar, es una aberración en cualquier sistema de pensiones por varias razones. La primera de ellas se refiere a que un sistema de estos debe brindar certeza financiera a cualquier beneficiario del mismo; la segunda, se desprende de la densidad de cotización5, la cual estadísticamente no es siquiera cercana al 100%, por lo que, de presentarse las llamadas ?minusvalías?, éstas no necesariamente se recuperarán si la persona deja de aportar a su cuenta individual.

En cuanto a la existencia de un bono que impida la pérdida del capital, es decir, del dinero de los fondos con que se pagarán las pensiones a los trabajadores en el futuro, es bueno que éstos queden protegidos ante decisiones de inversión erróneas por parte de las Afore; sin embargo, si fuera el caso de que las inversiones no ofrezcan rendimiento alguno, es decir, que no capitalicen el dinero de los trabajadores para incrementarlo, ¿entonces en qué se convierte un sistema de capitalización individual?

Y finalmente, los bonos relacionados con los CKD?s garantizan que no perderá el capital invertido, empero debemos ser observadores sobre si dicho capital, al menos se mantendrá a resguardo de la inflación, es decir, que al menos ofrezcan una tasa de interés real igual a cero, pues si acaso el rendimiento cero se refiere a una tasa nominal de interés, la situación de los fondos sería aún más grave, pues éstos al paso del tiempo perderían su poder adquisitivo ante el aumento de la inflación.

Qué se espera de un fondo de pensiones si se invierte en CKD?s

Con base en los elementos anteriormente descritos, cabe entonces preguntarse, qué ocurriría si mientras los fondos del trabajador puedan canalizarse a las inversiones relacionadas con los CKD?s, y éstos no ofrecieran rendimientos.

Basados en el modelo de simulación de cuentas individuales que hemos desarrollado en el SIPSS, mostrado en el recuadro 1; y utilizando las normas dictadas por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) en materia de rentas vitalicias derivadas de la seguridad social, podemos realizar algunas simulaciones de lo que puede esperarse del sistema de pensiones si mientras esté permitido por la edad del trabajador, el dinero de los fondos se puede canalizar a proyectos de inversión de rendimiento incierto. 

Considerando diferentes tiempos de cotización, la siguiente gráfica muestra la merma que habría entre invertir recursos a través de CKD?s o mantenerlos en otros tipos de inversiones que garanticen un rendimiento mínimo.

Conclusiones

Como trabajador activo y cotizante de las principales instituciones administradoras de Seguro Social en México, un servidor desearía poder tener la facultad legal de decirle a mi Afore dónde y cuánto de mi dinero debe ser invertido en determinados instrumentos; sin embargo, soy consciente de que la gran mayoría de los trabajadores no somos expertos en materia financiera, por lo que podríamos equivocarnos en las decisiones que tomemos. Es por eso que teóricamente existen especialistas que sí saben donde invertir para maximizar ganancias y minimizar pérdidas con un nivel de riesgo moderado, el problema es que una pensión debe ofrecer certeza financiera a un trabajador, por lo que el riesgo previo a la obtención de la misma no debiera existir y menos aún en un sistema como el de capitalización individual, que por su propia naturaleza ofrece beneficios bajos e insuficientes, los cuales se mermarán aún más ante la entrada en el mercado de los CKD?s.

Desafortunadamente así está conformado el sistema de pensiones que tenemos y en el futuro cercano parece casi imposible que alguien con sensatez corrija tantos defectos, mientras eso pasa, me gustaría poder ir a mi Afore y decirles: ?Yo no quiero mi dinero ahí?, ¿y usted?

 Notas:

1 Ver exposición de motivos de la Ley del Seguro Social aprobada el 12 de diciembre de 1995

2 www.consar.gob.mx

3 A raíz de la crisis financiera iniciada en septiembre de 2008, la cual afectó a los fondos de pensiones de varios países, entre ellos México, los especialistas en temas económicos dieron a conocer que se habían presentado "minusvalías" en dichos fondos (disminución de los fondos con respecto a los niveles que presentaban antes de la crisis) e insistieron en que no eran pérdidas puesto que los fondos de pensioneds deben ser invertidos a muy largo plazo (alrededor de 25 años al menos) y en ese término podría haber una recuperación de los niveles que tenían los fondos antes de la debacle financiera; sin embargo, cabe reflexionar al respecto utilizando un concepto de la teoría económica, el cual se denomina "costo de oportunidad". Éste se refiere a lo que un ente (persona, institución, etcétera) pierde por elegir una opción sobre cualquier otra, de tal forma que, si todo el dinero de los fondos de pensiones hubiese estado invertido en instrumentos de renta fija (instrumentos donde al momento de iniciar la inversión ya está pactado el rendimiento que se otorgará) y no una parte en instrumentos de renta variable, los fondos al paso del tiempo no sólo habrán disminuído, sino que se habrán incrementado. Así pues, cuando se habla de que a mediados del 2009 los fondos regresaron a los niveles previos a la crisis financiera, habría que preguntarse dónde están los rendimientos que se perdieron por las riesgosas inversiones que se hicieron con una parte de los fondos de pensiones

4 En diversos trabajos presentados en el SIPSS, así como elaborador por otros expertos en la materia, se ha demostrado con el rigor académico correspondiente, que un sistema de pensiones basado en cuentas individuales difícilmente podrá ofrecer beneficios superiores al 30% del último salario, por lo que es innegable que el sistema no puede ofrecer beneficios suficientes para mantener un nivel de vida adecuado en la vejez

5 El tpermino se refiere al porcentaje de cotizaciones que realiza una persona en un determinado período de tiempo, si en un año se pueden realizar 12 cotizaciones, pero el trabajador únicamente realizó tres, su densidad de cotización fue del 50%