Agenda mundial: desarrollo sostenible y trabajo decente

Importancia de estos conceptos como piedra angular del progreso de las empresas y las naciones, por Ancelmo García Pineda asesor externo de la OIT.

Desde hace al menos 25 años se ha venido dando a nivel internacional un importante y amplio debate acerca del carácter de las herramientas macroeconómicas que permiten al mundo productivo contribuir de manera más certera a salir de las severas crisis financieras en las que los Estados se encuentran entrelazados.

Tal división de opiniones tarde o temprano exige a los patrones y a sus colaboradores crear rutas de acción, asumiendo las consecuencias que ello conlleva: diálogo, experiencias nuevas, disputas y diferencias, así como soluciones compartidas.

Algunos países del orbe analizan la trascendencia de las corporaciones sostenibles en su desarrollo social y económico, pues son determinantes en la creación de fuentes de empleo; las labores decentes y la protección del medioambiente.

El concepto de desarrollo sostenible se ha impuesto como la fórmula con base en la cual se intentan abordar de manera integral todas las consecuencias que los modelos económicos y sociales provocan sobre los subordinados, las compañías y la población de una región.

Así en 2015 por primera vez la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) valoró este importante tema y lo incluyó en la “Agenda de Trabajo 2030 de Desarrollo Sostenible” (Agenda 2030) aprobada en las sesiones del pasado 25 y 26 de septiembre del presente año.

Los alcances de la Agenda 2030 son descritos en este tema considerando el ámbito de las relaciones laborales dentro del contexto interno de México.

Desarrollo sostenible como salida de la crisis económica

Tras un proceso de tres años de negociaciones y comunicaciones intensas, que congregó no solo a gobiernos, sino también a millones de personas de todo el planeta, los Estados miembros de la ONU acordaron por unanimidad de votos lo que su Secretario General describió como: “la agenda de desarrollo más inclusiva que el mundo jamás haya visto”.

Si bien la expresión desarrollo sostenible es genérica y todavía se encuentra en estudio, es preciso que al menos se entienda desde una perspectiva del sector empresarial y de los trabajadores. Esto es que implique:

  • creación de entornos propicios. Ayudar a los países miembros a evaluar y adaptar, cuando sea pertinente, políticas, leyes y normativas, con el objetivo de fomentar las inversiones y el impulso de los patrones para equilibrar sus necesidades e intereses y los de su personal con las aspiraciones de la sociedad en un sentido amplio
  • actitud con iniciativa y desarrollo de las corporaciones. Contribuir a que se constituyan como agentes exitosos, incluyendo a los grupos específicos (los jóvenes; las mujeres, entre otros). Para lo cual se debe respaldar la realización de actividades que estimulen su empuje tales como: la formación; la prestación de servicios para el desarrollo de negocios y el acceso a la información, la tecnología, la financiación y la conexión de los centros de labores a las cadenas locales de valor, y
  • lugares de trabajo sostenibles y responsables. Vincular las mejoras en el ámbito de la productividad con mejores condiciones de trabajo; buenas relaciones jurídicas entre los factores de la producción, y prácticas ambientales adecuadas.

    Esto incluye promover el diálogo social y la negociación colectiva; desarrollar a los recursos humanos para aumentar la productividad; disminuir el uso de energía y materiales a la mínima expresión con la consecuente reducción de los impactos ambientales; aumentar los salarios y los beneficios compartidos, y lograr una buena gobernanza corporativa con prácticas responsables

Para la Agenda 2030 son primordiales los pueblos, el mundo y el impulso de la comunidad internacional por lo que es indispensable que esta última trabaje unida con el objeto de abordar los enormes desafíos que enfrenta la humanidad.

En material laboral es preciso anotar que desde hace varios años la Organización Internacional del Trabajo (OIT) decidió incluir el tema de la promoción de organizaciones sostenibles en su plan, y dicha programación hoy se ve reforzada por la aprobación más general y a nivel mundial de la Agenda 2030 en la ONU.

¿Cómo puede el mundo alcanzar ese desarrollo?

En los acuerdos de la ONU sus miembros señalaron: “Reafirmamos la importancia de la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como de otros instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos y el derecho internacional. Ponemos de relieve que, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, todos los Estados tienen la responsabilidad de respetar, proteger y promover los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, sin hacer distinción alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento, discapacidad o cualquier otra condición”.

Por eso en la Asamblea General del organismo internacional se enunciaron los 17 objetivos de la Agenda 2030 para lograr el desarrollo sostenible, derivado del acuerdo alcanzado entre los países miembros de la ONU. De los mismos destaca el octavo consistente en: “Promover el crecimiento económico sostenido e inclusivo, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”, respecto del cual también se establecieron diversas metas conexas.

Cabe resaltar que con el objetivo ocho se contempla, por primera vez, el tema de las labores decentes en el contexto de la ONU, con todo lo que ello implica, es decir: la difusión del concepto; la aprobación del mismo; el diálogo alrededor de éste y el espíritu mundial por alcanzarlo como parte del desarrollo constante.

Tareas e implicaciones para los patrones y su personal

Es de observar que las directrices aprobadas se pueden tomar como guía para la acción de las compañías, los colaboradores y gobernantes; sin embargo las empresas tienen ante sí un gran desafío para fomentar la inversión, respetar los derechos medioambientales, evitar la globalización injusta y promover los derechos fundamentales en las relaciones laborales.

Todo lo anterior debe desarrollarse en el marco de cada legislación nacional, sin menoscabo de los tratados internacionales, en particular los convenios de la OIT tendientes proteger la libertad de asociación, la negociación colectiva y el trabajo decente.

Esto tiene fuertes implicaciones para las empresas nacionales; por eso es importante que las asociaciones que las agrupan programen acciones que les permitan contribuir a los propósitos de la Agenda 2030 tendientes a orientar la promoción de agentes económicos, cuidando las perspectivas nacionales, sectoriales y regionales.

También implica crear corporaciones de todos los tipos (incluidas las cooperativas y las organizaciones sociales); tamaños (micro, medianas y hasta multinacionales), y ámbitos de aplicación (regionales y globales).

De ahí que sea viable anotar las tareas para los patrones que quieran posicionarse en la vanguardia de esta nueva agenda que empieza en lo local y trasciende más allá de las fronteras, dentro de las cuales destacan: la promoción; la representación; los servicios, y la aplicación de políticas y normas.

Adicionalmente dichos sujetos pueden crear experiencias respecto a los siguientes temas:

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 -  (Foto: Redacción)

Conclusión

Resulta evidente que los nuevos objetivos y metas que entrarán en vigor el 1o. de enero del año 2016, son puntos que guiarán las decisiones que adopten los diversos actores involucrados para los siguientes años, por ello se deben comenzar a planear, debatir y compartir las metas, los desafíos, las resistencias, los obstáculos
y recursos para avanzar en el desarrollo social y económico.

La programación de las acciones aprobadas, a decir del sector empresarial y los sindicatos obreros, es efectivamente inclusiva, por ende los desafíos y los compromisos exigen esfuerzos renovados e imaginativos en un entorno muy complejo; sin embargo, no se debe olvidar la trascendencia de trabajar en conjunto para exigir que los gobiernos asuman la parte que les corresponde a efectos de garantizar un desarrollo socialmente sostenible.