Por Angeles Paniagua
Los empresarios mexicanos tienen la fortaleza para dar batalla a la mutación del empleo surgida en el mercado laboral a nivel mundial, pues siguen privilegiando la contratación permanente de su personal, aun y cuando ese vínculo jurídico sea dado en el marco de la LFT cuyas reformas no terminan de consolidarse, a pesar de la reciente advertencia de las alternativas que tiene el Estado contra el terrible déficit de nuestros institutos de seguridad social.
Según el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2015: El empleo en plena mutación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en las economías avanzadas las relaciones de trabajo se han ido alejando cada vez más del modelo de contratación tradicional ─la identificada en la normatividad mexicana como de tiempo indeterminado (art. 35, LFT)─; porque crece la actividad laboral por cuenta propia.
En contraste en países de economías emergentes existe cierto fortalecimiento de aquellas, pero continúa el empleo informal (es común que los propios trabajadores por convicción decidan no integrarse a una labor formal), los contratos de corta duración y los horarios de trabajo irregulares.
Ambas tendencias denotan la mutación del empleo, esto es que ese modelo de vínculo jurídico entre patrones y trabajadores va perdiendo terreno ante la informalidad, las contrataciones por lapsos de tiempo determinado o las jornadas reducidas. Tan es así que la OIT asegura que seis de cada 10 trabajadores asalariados son ocupados en labores de medio tiempo o por temporada, siendo las mujeres a quienes más se les contrata de esta manera.
Para la OIT esta transformación de las relaciones laborales ocasiona que la productividad aumente a un ritmo mayor que el incremento de los salarios; se fomente la desigualdad de los ingresos y exista un aumento lento de la oferta de empleo.
En México de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) están asegurados en el IMSS 15,146,453 subordinados contratados por tiempo indeterminado y 2,527,842 de forma eventual, lo que confirma lo anterior e incluso se puede presumir el gran paso que significó en la contratación laboral la reforma a la LFT de 2012 con la adición de nuevos esquemas de trabajo ─capacitación inicial, modalidad a prueba y de temporada (arts. 39-A, 39-B, 39-C, 39-D y 39-F, LFT)─.
No obstante se requiere que las políticas públicas den resultados positivos, pues los patrones (personas físicas o morales) continúan siendo quienes llevan la carga económica y social y padecen las duras medidas de fiscalización mientras que las estrategias contra la informalidad alcanzan el éxito.
