Para las empresas en América Latina y el Caribe encontrar trabajadores calificados, que desempeñen de manera adecuada sus actividades, es uno de los más grandes obstáculos que se enfrenta en la región, debido a que esto merma directamente la productividad, informó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En un comunicado, el organismo internacional aseguró que existe una desconexión entre las habilidades de las personas que buscan empleo y las competencias que necesitan para obtenerlo. Además de que la brecha se va haciendo más grande con la incorporación de las nuevas tecnologías.
“La revolución tecnológica ha tenido una consecuencia muy directa en el mercado laboral (…) Si las escuelas no se adaptan, arrojan a miles de alumnos a un mercado laboral que se ha movido, y en el que no hay demanda para absorber esa fuerza”, asevera el BID.
Asimismo, puntualizó que el problema no radica en la falta de mano de obra, sino que los trabajadores no están preparados para ser productivos. Tan solo en países como Argentina, Brasil y Chile, nueve de cada diez empresarios expresaron que no encuentran empleados con las competencias que necesitan, pese a los 22 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan.
Esta situación genera una brecha de habilidades, cuyos efectos, según el BID, retrasan el desarrollo económico de las naciones.
Para los sectores productivos las consecuencias de esta brecha son:
- las empresas se ven limitadas para innovar y mejorar sus procesos, y eso repercute en su productividad
- las empresas tienen que importar talento: un tercio de las vacantes más cualificadas se cubren con trabajadores extranjeros
- para más de la mitad de los inversores internacionales el bajo nivel de las habilidades de la fuerza laboral es la barrera más importante para invertir en la región
- la tasa de desempleo juvenil casi triplica la de los adultos de 25 a 64 años
- 2 de cada 3 jóvenes que trabajan tienen un empleo precario
- la precariedad de la situación laboral es una de las causas de marginalización social y de adopción de comportamientos de riesgo como la violencia y la criminalidad
Ante esa situación, el BID propuso que el sector productivo participe en el diseño de planes de estudio, a fin de determinar las habilidades y competencias que se necesitan para los trabajadores en el futuro.
