Situación de la productividad en México

Conozca los avances y las expectativas que en este ámbito se han generado en el país, por Ancelmo García Pineda, asesor externo de la OIT

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 -  (Foto: Redacción)

Preámbulo

La productividad en las empresas y en México se ha instalado en el debate nacional y que bueno que así sea.  Sin embargo es un tema tan vasto y de múltiples avistamientos, que se le puede considerar desde el piso de producción de una compañía, hasta en la forma en que los gobernantes hacen o debieran hacer políticas públicas.

De la productividad ya se han acumulado años de debates y experiencias de su administración; desde sus estrategias, hasta sus dificultades y desafíos.

Hoy se puede afirmar que en muchas ocasiones los estudios empíricos de la productividad y competitividad, que parten de la compañía como unidad de análisis, intentan relacionar y analizar variables que se pueden cuantificar de manera fácil y uniforme.

De acuerdo con Leonard Mertens, experto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al intentar medir y gestionar la productividad, los determinantes que suelen aparecer son inversiones en equipo, investigación y desarrollo, tipo de mercado, origen del capital, tamaño de empresa, escolaridad del personal y recientemente, horas de capacitación impartidas.

La administración de resultados de estos componentes en ocasiones se limitan a las acciones de mejora de la productividad y competitividad y se detienen en una visión cuantitativa de gestión: obtener y asignar más y diferentemente recursos financieros y humanos. 

No obstante, el desarrollo de un centro de trabajo o de un sector productivo, no depende únicamente de la capacidad de identificar, introducir y compartir conocimiento tecnológico y administrativo proveniente del entorno, sino de la de crear nuevos conocimientos en su interior; involucrando y motivando a todo el personal; reconociendo y movilizando sus talentos.

En el caso de la productividad, seguir haciendo lo mismo, esto es, reduciendo el costo laboral por vía de modalidades contractuales más baratas, tales como la subcontratación, contratos temporales, flexibilidad en horarios y pago por hora, en muchas ocasiones deteriora la calidad de vida del recurso humano.

Como ha quedado sentado por expertos de diverso tipo: medir es básico para mejorar la competitividad laboral en las organizaciones. Esta es una tarea clave pendiente, pues en el país aún se tiene escasa experiencia en determinar la productividad y competitividad en las organizaciones y las ramas productivas.

Además la situación de la economía y de la política apenas muestran acciones que consolidan una estrategia nacional ante la productividad, tal como lo muestra el capítulo recientemente agregado en la LFT.

Existen datos estadísticos escasos para abordar adecuadamente el análisis de las mediciones de productividad a nivel nacional y sectorial, que nos permita contar con información seria, fresca y dinámica en la toma de decisiones en la marca de las empresas. En el proceso de modernización del país, se reconoce la importancia de elevar los niveles de productividad en todos los sectores, para fomentar el crecimiento económico. Por ello es necesario avanzar en el diseño de las herramientas e instrumentos que permitan un conocimiento más preciso de la productividad y el crecimiento económico, al igual que su evolución.

Productividad total de los factores

En la medición de la productividad en México, una de las variables que resume en gran parte los efectos de las reformas estructurales es la evolución en el nivel de eficiencia con la que se realiza la producción.

En términos generales el grado de eficiencia o de productividad global tiene que ver tanto con la reducción de pérdidas, la claridad de las ventajas comparativas, así como con el ritmo de incorporación de progreso técnico o la desaparición de conductas no optimizadoras en la economía.

Un comienzo obligado para el estudio empírico de esta temática es contar con las estimaciones de los cambios en la productividad global o productividad total de factores (PTF).

La PTF es una medida del producto físico generado a partir de la utilización de una cantidad dada de insumos por parte de la organización.

Cuando existen múltiples productos e insumos se utiliza el índice de la suma ponderada de productos respecto de la de insumos para calcular el índice de PTF.

En general, estas ponderaciones son la participación en los costos para los insumos y en los ingresos para los productos. Estas participaciones pueden variar entre diferentes periodos.

Existen dos alternativas para abordar este problema que implican diferentes cálculos: pueden utilizarse las mismas ponderaciones en dichos lapsos, o utilizarse una ponderación distinta para cada término.

Si el índice de precios no tiene el mismo alcance, es decir, el de precios de los insumos está relacionado con la economía en general y el de precios de los productos, a una industria en particular, el índice de PTF no será objetivo. Así aunque la medición de la PTF sea una herramienta sencilla y útil, en ocasiones no lo es para comparar y ponderar procesos diferenciados.

Al medir la PTF, y contemplar su comportamiento, se observa que los cambios se deben al ritmo en el que se producen las mejoras tecnológicas; la mejor organización y gestión de las empresas y las modificaciones en el marco institucional de la economía, es decir, a causas internas o externas a la compañía, en factores como: la tecnología, la organización y la gestión de las empresas y el marco institucional de la economía.

En ocasiones se considera que la PTF dirige el crecimiento económico, aunque el trabajo y la inversión influyen en éste, se estima que aquélla es responsable de alrededor del 60% del crecimiento en la mayoría de las  economías de este siglo XXI. También se considera que la mejora tecnológica y el aumento de la eficiencia son dos de las variables que más contribuyen a la PTF.

Así, la productividad se puede calcular como el diferencial entre el valor de lo elaborado y el costo tanto del capital como del trabajo. El residuo o remanente, que no puede ser asignado directamente a ninguno de los dos factores, ocurre, porque tiene que ver con su empleo conjunto; es la verdadera brecha del conocimiento y progreso tecnológico, es de difícil medición y es la esencia de la PTF.

En el plano de una nación, una de las metodologías para medir la PTF involucra una descomposición del valor real del Producto Interno Bruto (PIB) entre la suma del trabajo y capital empleado en su elaboración.

Cada uno de estos factores recibe un peso acorde con su participación en la distribución del valor agregado. Los sueldos, salarios o rentas en el caso del trabajo; retornos a la inversión en el del capital y la tierra. Sin embargo, la disponibilidad de información siempre ha sido un problema para los investigadores, por ello es importante que todo país cuente con instituciones que la provean.

Comportamiento de la productividad en México en años recientes

Al inicio de 2013, al presentar sus nuevas estadísticas de productividad laboral, el INEGI informó que, en el tercer trimestre de 2012, el índice global de productividad laboral de la economía con base en las horas trabajadas fue de 100.1 puntos, una cifra del 1% menor a la del mismo lapso del año previo.

Por su parte, el índice de la productividad laboral en los establecimientos de las industrias manufactureras durante el tercer trimestre de 2012 se ubicó en 107.7 unidades, es decir, un 3% mayor al de un año atrás.

Según el INEGI este incremento es porque el índice de volumen de la producción aumentó en un 5.3%, mientras que el de las horas trabajadas creció en un 2.2%.

El índice de productividad laboral basado en las horas trabajadas en empresas constructoras, durante el tercer trimestre de 2012, fue de 98.7, lo que significó una reducción del 0.1% comparado con el mismo trimestre de 2011.

Por otro lado, los índices de productividad en los establecimientos de comercio al por mayor y al por menor se ubicaron en 98.3 y 99.5 puntos, respectivamente, lo que significa un 0.7% y 0.1% más que el mismo lapso de 2011.

Para el comercio al por menor, el índice fue de 91.1 para el tercer trimestre de 2012, lo que se traduce en 1.6% menos.

Asimismo, en los últimos ocho años, la productividad del país tuvo un pobre desempeño y la economía un crecimiento anémico, de ahí que para algunos expertos, urgen nuevas políticas públicas relacionadas con la productividad y su mejor gestión.

Conforme a los datos del mismo INEGI, de 2003 a 2011 la productividad nacional aumentó 1.6% en promedio por año, destacando la gran división de agricultura, ganadería y pesca, con un 2.2%.

Es importante recordar que para lograr el crecimiento potencial de la economía a tasas del 5% y 6% por año, se necesita aumentar la productividad en un 3% como mínimo, los niveles de inversión para obtener un PIB del 26% e incrementar el coeficiente de cambio tecnológico de casi cero a cuando menos 2%.

Importancia de medir la productividad en diferentes dimensiones

Al medir la productividad del total de los factores, se busca indagar en las causas de los resultados, y una vía para incidir favorablemente, es impulsar la productividad laboral a una trayectoria de creación de mayor valor agregado por unidad de producto y servicio. Esto implica necesariamente evolucionar hacia prácticas productivas de mayor calidad e innovación constante en proceso y producto, creando e incorporando con mayor velocidad y profundidad, nuevos conocimientos a los procesos productivos.

Con base en una encuesta muy completa y rica en información, representativa de la pequeña, mediana y gran industria manufacturera mexicana, se logró identificar el curso que las compañías han seguido y sus resultados en la productividad y competitividad. Una segunda etapa de esa encuesta fue el análisis a nivel de establecimientos, los determinantes de la productividad laboral, que es la fuente dinámica y sostenible de la mejora de la competitividad  laboral.

Dicho estudio buscaba mostrar que en el contexto actual, la productividad depende significativamente de la capacidad endógena para crear y recrear conocimientos entre todo el personal, lo que demanda una gestión proactiva, integral y constante de su desarrollo, a través de los subsistemas que integran la gestión de los recursos humanos y parten del supuesto de que la mejora de la productividad laboral es resultado de capacidades que mantienen una continuidad y otras que generan cambios, a través de innovaciones concretadas.

Heterogeneidad de la productividad en la economía

En México, diversos estudios han mostrado que el crecimiento de la productividad del sector manufacturero, observado sobre todo en las grandes compañías, no refleja una mejora de la productividad de la economía en su conjunto. Es también una de las causas de la distribución polarizada de ingresos, lo que limita el desarrollo del mercado interno y esto a su vez, de la pequeña y mediana empresa. Romper ese círculo vicioso es el desafío de la política económica y de empleo.

Esto demuestra que en el país aún no se ha logrado un tejido económico balanceado entre las grandes, medianas y pequeñas compañías. Por el contrario, la baja presencia de las medianas en la estructura productiva a principios de los años 90, se acentuó aún más durante la década siguiente. Resalta en el otro extremo la presencia de las micro empresas, empleando a más del 50% de la población ocupada. Se estima que para la década del 2000, la diferencia en productividad laboral entre la grande y micro empresas es del orden de 30 veces.

Otro rezago clave es en el plano educativo y de formación técnica, lo que representa un obstáculo para pasar, en forma masiva, a un eslabón más sofisticado de productos y servicios. Este rezago se da en términos cuantitativos y cualitativos y es consecuencia no solo de una deficiente política educativa del Estado sino de una cultura empresarial que no valora la inversión en educación y formación técnica; mucho menos en investigación y desarrollo tecnológico.

Reacciones ante el desafío de medir y mejorar productividad

El debate, la tarea y las acciones encaminadas a medir y sobre todo a mejorar la productividad en sus diferentes dimensiones generan reacciones de diverso tipo, como por ejemplo:

  • congelar el incremento salarial en términos de dólares, es decir, manteniéndolo dentro de los márgenes de ajuste (devaluación) de la moneda nacional frente a la divisa norteamericana
  • racionalizar al personal, disminuyendo el número de personas con una tasa mayor que la de la producción, reduciendo así el costo laboral y aumentando la productividad mediante la intensificación del trabajo, aplicando nuevas formas de organización, como “lean production” o “producción esbelta”
  • subcontratar, sobre todo servicios especializados como procesamiento de datos (informática) o fuerza de venta, que generalmente no se hace con empresas pequeñas sino con medianas o grandes
  • aplicar un comportamiento diferenciado de los incrementos salariales según tamaño de la organización, lo que refleja una dinámica en función a la evolución de la productividad, y
  • reducir el componente indirecto sobre el directo en los salarios. Como último sigue una tendencia nacional, el incremento al salario tabulado, en la parte indirecta (prestaciones, bonos) muchas corporaciones buscan reducir el costo del contrato o de la contratación. Es una inclinación para “adelgazar” los costos del contrato colectivo de trabajo

Avances recientes de la medición de productividad

En fechas recientes, el INEGI y la STPS iniciaron la difusión de nuevas mediciones de productividad global de la economía mexicana, así como de la productividad laboral y del costo unitario de la mano de obra para cuatro sectores de la actividad económica: la construcción, las manufacturas, el comercio al por mayor y al por menor.

Las mediciones, que estarán disponibles en una publicación electrónica de consulta gratuita y permanente en Internet, son resultado del trabajo interinstitucional realizado en el marco del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica (SNIEG).

Por espacio de más de dos años, la STPS y el INEGI colaboraron en el desarrollo de una metodología para la formulación de los índices de productividad laboral, en el seno del  Comité Técnico Especializado de Estadísticas del Trabajo y Previsión Social (CTEETPS), en el que también participaron las Secretarías de Hacienda y Crédito Público y de Economía, el IMSS, el ISSSTE y el Banco de México (Banxico).

El proyecto de metodología de los índices de productividad laboral fue sometido a un proceso de consulta pública durante agosto y septiembre de 2012, que contribuyó a su enriquecimiento, mediante las aportaciones de los participantes, usuarios de la información estadística laboral.

Con base en dicha metodología, el INEGI y la STPS elaboraron una publicación integral de un conjunto de índices de productividad laboral y del costo unitario de la mano de obra.

La publicaciòn electrònica contiene series de índices de productividad relacionados con:

  • la productividad laboral global de la economía, y
  • la productividad laboral, las remuneraciones medias y el costo unitario de la mano de obra de los cuatro sectores de actividad económica mencionados

Estas novedades son muy importantes para el mundo laboral, porque la medición de la productividad laboral permitirá a los actores que concurren en el proceso productivo, a los tomadores de decisiones, a los inversionistas, a especialistas y académicos, conocer y evaluar la eficiencia del aporte del factor trabajo al proceso productivo.

Los índices que serán divulgados y actualizados con periodicidad trimestral, incluyen los siguientes:

  • global de productividad laboral de la economía
  • productividad laboral en empresas constructoras
  • costo unitario de la mano de obra en las empresas constructoras
  • productividad laboral en establecimientos de las industrias manufactureras
  • costo unitario de la mano de obra en establecimientos de las industrias manufactureras
  • productividad laboral en establecimientos de comercio al por mayor
  • costo unitario de la mano de obra en establecimientos de comercio al por mayor
  • productividad laboral en establecimientos de comercio al por menor, y
  • costo unitario de la mano de obra en establecimientos de comercio al por menor

Los usuarios, especialistas y diseñadores de políticas públicas podrán consultar la publicación que contiene la metodología de cálculo y los índices de productividad laboral y del costo unitario de la mano de obra, en los portales del INEGI y de la STPS.

Caso de éxito

Experiencia SIMAPRO

En 1995 con el apoyo de la OIT y la STPS, arrancó de manera experimental, en un ingenio, una propuesta de aprendizaje informal permanente, a partir del involucramiento sistemático del personal en lograr los objetivos de eficiencia, calidad y de condiciones de trabajo (seguridad, limpieza y orden, ausentismo) en sus respectivas áreas de trabajo.

Originalmente la metodología se llama ProMes (productivity measurement and enhancement system) que fue adoptada al contexto mexicano y se le nombró: Sistema de Medición y Avance de la Productividad (SIMAPRO).

Es un sistema en el cual los trabajadores junto con los jefes inmediatos y la gerencia general, acordaron objetivos y parámetros, cuyos resultados dependen en buena medida del desempeño de los trabajadores en el área.

Los desempeños se miden diario y cada dos semanas se convocan a una reunión de retroalimentación, en donde los trabajadores opinan sobre los resultados y se proponen acciones de mejora, en acuerdo con los jefes y la gerencia.

Las juntas se aprovechan para intercambiar y compartir experiencias, buenas prácticas y conocimientos, generando un ambiente informal de aprendizaje.

Uno de los resultados importantes no tangibles de estas reuniones ha sido uniformar y comunicar los criterios sobre aspectos críticos del proceso.

En la medida que se avanza en el SIMAPRO, los temas a tratar en las juntas son más específicos y complejos.

En las juntas participan también representantes obreros de la comisión mixta única de productividad y seguridad, quienes están involucrados en la gestión diaria de la seguridad industrial en el ingenio; es a través de ellos que se conecta el SIMAPRO con la relación laboral formal, de sindicato y empresa.
 
Conclusión

México descendió cinco sitios en la escala mundial de productividad durante la administración federal de  2006-2012 y actualmente se halla en el lugar 142 de productividad laboral y en el 53 en la general; ante ello hay que anotar que más que un problema de desarrollo de sectores, el tema de fondo es la productividad que la economía sea capaz de impulsar, siendo esto el sustento de la mejora del ingreso a mediano y largo plazo.

El costo social y económico de no hacerlo es muy alto, porque implica seguir la política de esperar que las fuerzas del mercado obliguen a una macro devaluación para seguir con la estrategia competitiva basada en mano de obra no calificada y barata. Otra posibilidad socialmente cuestionable sería continuar con el mismo modelo, reduciendo el costo laboral unitario con formas de flexibilidad laboral extremas, disminuyendo la calidad y cantidad de protección al trabajador.

Si se aprende a medir mejor la productividad, el siguiente paso es mejorarla y distribuir los beneficios de manera más justa y equitativa, para ya no competir con mano de obra barata.