Con el cambio de gobierno, México vive una incertidumbre en cuanto a las diversas modificaciones que pueden sufrir las leyes en todos los ámbitos.
En materia fiscal, las expectativas son muchas porque sabemos que dichas reformas son la base para que el Estado obtenga los ingresos que requiere. Sin embargo, antes de analizar solamente expectativas, es importante recordar que están por entrar en vigor disposiciones que estaban en vacatio legis. Una de ellas es la relativa a la disminución de la tasa del impuesto sobre la renta del 30% al 29% para 2013, hasta llegar en 2014 a una tasa del 28% (artículo segundo, fracción II, inciso a de las disposiciones transitorias de 2010 de la LISR)
La baja en la tasa abre una gama de oportunidades para las empresas si éstas realizan una adecuada planeación y en el caso de las personas físicas resulta también una oportunidad para aprovechar los beneficios que ofrece el artículo 218 de la LISR para invertir y deferir el ISR para pagarlo posteriormente a una tasa menor.
Todo ello claro, si nuestro legislativo no modifica dicha disposición en aras de lograr una recaudación mayor a efecto de cumplir con los compromisos que adquirió el nuevo Ejecutivo, lo que implicaría la muerte de este beneficio antes de haber nacido. Por lo tanto, hay que estar pendientes para tomar las medidas pertinentes.
