México-Brasil ¿TLC o nuevo ACE ampliado?

Aprecie las conductas comerciales proteccionistas de la industria nacional de Brasil como socio ALADI, y evalúe si conviene un TLC con él

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 .  (Foto: IDC online)
Lic. Rafael Delgado Alarcón -

Como se recordará, en febrero de 2010 los gobiernos de Brasil y México formalizaron su intención de profundizar la relación comercial bilateral a través de un Acuerdo Estratégico de Integración Económica, cuya primera reunión se celebró en junio de este año para intercambiar información técnica relativa al Acuerdo y definir los aspectos fundamentales a tratar cuando se decida iniciar las negociaciones formales, lo cual a la fecha no ha sucedido.

Si bien no se trata de una nueva relación comercial dado que con el país carioca se tienen celebrados Acuerdos de Complementación Económica (ACE) al amparo de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), por ser un Acuerdo más amplio se está generando una serie de opiniones por los industriales mexicanos respecto a la asimetría en materia: avícola al considerarlo como una gran potencia mundial, y aduanera, debido a los tiempos exagerados que tienen para llevar el despacho aduanero de las mercancías (en México el trámite toma 10 minutos, y si toca reconocimiento tres horas máximo, mientras que allá puede tardar no sólo días, sino hasta meses debido al exceso de regulación).

Otra polémica versa sobre el papel que representa el historial y características proteccionistas de esa nación en la consecución, avances y firma del Acuerdo, por ello el licenciado Rafael Delgado Alarcón, miembro de la firma Delgado, Izquierdo & Asociados, S.C. presenta una semblanza de lo que han sido las negociaciones con Brasil en el marco de la ALADI, a lo largo del tiempo, así como de las conductas a las que recurren para hacer comercio.

Brasil un tropiezo comercial

Desde la firma del Tratado de Montevideo de 1960 (el cual no tiene nada que ver con los Tratados de Libre Comercio ?TLC? modernos), que dio origen a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), revisado en 1980, y creó a su vez a la ALADI, la política comercial internacional de nuestro país siempre ha enfrentado un escollo difícil de sortear: Brasil.

En la historia de los modernos y actuales TLC´s firmados por México, cuya antigüedad es de más de 19 años, contando desde que entró en vigor el TLC con América del Norte (1o de enero de 1994), México y Brasil han intentado, varias veces, dar un paso más allá de los Acuerdos de la ALADI. Los intentos han sido tibios y excedidos de cautela, principalmente por la posición tradicional brasileña proclive al proteccionismo comercial y económico.

Quién es Brasil y qué ha hecho para protegerse

Es una economía grande y exitosa, más en tiempos recientes que hace 19 años cuando México inició las negociaciones de Tratados. Sin embargo, internacionalmente ha sido reconocida tradicionalmente como una economía cerrada o, en términos coloquiales, ?proteccionista? de su industria nacional, pero no precisamente por la vía ortodoxa de las normas internacionales.

Al igual que México padeció una deuda externa exagerada, hiperinflación y en consecuencia, devaluaciones que no únicamente tuvieron el efecto lógico interno en el país, sino que, convenientemente para su política, encarecieron las importaciones e hicieron más competitivas sus exportaciones. Además de este cómodo efecto, el país optó complementarlo con otras medidas de protección arancelaria, hasta donde la Organización Mundial del Comercio (OMC) lo permitía, pero sobre todo con medidas no arancelarias, en las que Brasil se constituyó en el paradigma del proteccionismo no arancelario en América Latina y del mundo, instrumentando trabas o barreras técnicas a la importación, tan ingeniosas como prohibidas en el ámbito internacional. Exportar a Brasil, a pesar de tener el producto un buen precio, era y sigue siendo, en muchos casos, verdaderamente engorroso y a veces imposible.

Barreras históricas

Un caso histórico y extremo de estas barreras lo fueron, en su tiempo, las ?reservas de carga?. Estas reservas obligaban a los exportadores por vía marítima a Brasil a embarcar sus mercancías en buques de bandera brasileña, en caso contrario, se imponía una carga arancelaria adicional ?para el fomento de la marina mercante de ese país?. Si se considera que el comercio internacional demanda cada día más agilidad y oportunidad en la logística, y que la flota mercante del país carioca no era suficiente y competitiva, los exportadores a Brasil optaban por embarcar en buques de otras banderas y pagar sobre arancel. Estas prácticas quedaron atrás con su adhesión a la OMC, que prohíbe expresamente esos y otros obstáculos al transporte.

Comercio recíproco ALADI

En el ámbito de la ALADI, México y Brasil han buscado nuevas fórmulas para incrementar el comercio recíproco, pero siempre dentro del marco y mecanismos de negociación de esa institución, que resulta complejo, inestable e inseguro para el futuro de las inversiones y el comercio. Así, esas naciones cuentan con los ACE´s No. 9, 53 y 55.

A pesar de contar con estos Acuerdos, no se ha logrado un nivel de comercio que corresponda al tamaño de las economías de ambos países y a las posibilidades reales de comercio. Esto es desde luego atribuible a diversas causas y variables, pero una que permanece como predominante es la política comercial internacional de Brasil que sigue tendiendo a ser proteccionista en un ámbito globalizado demandante de apertura y liberalización.

Influencia regional

La tendencia proteccionista de Brasil influyó a otras economías de la región, y el ejemplo más claro se ve reflejado en el diseño de la política comercial del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Este bloque favorece el comercio entre estos países, pero impone un arancel externo común, que no ayuda a todos, especialmente si se trata de nuevas negociaciones con otros países fuera de ese bloque.

La tendencia para volver al proteccionismo y dar marcha atrás a la liberación comercial se ha visto fortalecida por los efectos de la crisis del 2009 que agudizó la situación que ya venían registrando algunos países de la región.

Venezuela y Bolivia

Esa tendencia potencializada por el catalizador ideológico socialista de Venezuela y Bolivia, han llevado al extremo de la denuncia de los TLC que México ya tenía en vigor con esos dos países. En el caso de Venezuela por una decisión soberana de ese país, o de su presidente, que dejó a ambos países sin negociación comercial alguna, en ningún foro comercial. Irónicamente, la balanza comercial favorecía a Venezuela que renunció a ese Tratado.

En el caso de Bolivia, renunció recientemente (4 de junio de 2010) al Tratado que tenía celebrado con México, tras 16 años de vigencia, debido a las recientes reformas a la Constitución Política de ese país, que le prohíbe negociar en temas como inversión, servicios, propiedad intelectual y compras de gobierno, temas que son fundamentales para la seguridad jurídica de los negocios internacionales. No obstante, con Bolivia se firmó un nuevo ACE No. 66, en el entorno de la ALADI, que rescata el comercio de bienes con ese país.

TLC, cambio sustancial de la política comercial de Brasil

Si se retoma el caso central del análisis, la directiva anunciada recientemente de los Presidentes Calderón y Lula Da Silva, no se limita al anuncio oficial del ?inicio de un proceso formal de trabajos para evaluar y determinar las áreas de oportunidad, alcances, beneficios y sensibilidades de un Acuerdo Estratégico de Integración Económica entre Brasil y México con el objetivo de profundizar el intercambio bilateral de bienes y servicios, promover las inversiones, así como garantizar el acceso a los mercados atendiendo de manera ágil y efectiva los problemas puntuales sobre normatividad, subsidios agrícolas y barreras no arancelarias?, en realidad, el anuncio tiene implicaciones mucho más profundas que la ya de por sí trascendente noticia, pues representa, de llegar a concretarse, un cambio sustancial de la política comercial internacional de Brasil, al negociar un TLC por primera vez en su historia, porque supone la decisión de cambiar su política comercial internacional para liberalizarla, y además por haber decidido que sea México, una economía similar en términos generales y competitivos, su primer socio comercial en esta nueva tesitura.

Así lo han reconocido las autoridades comerciales y la representación diplomática de Brasil en México. Luego puede ser que estemos siendo testigos de un hecho histórico en la materia, pues es previsible que, de llevarse a buen término la negociación, otros países y bloques económicos como los Estados Unidos de América y la Unión Europea, estarán dispuestos a tratos comerciales similares con Brasil.

Recuento comercial

Desde los tiempos en que toda negociación comercial internacional de México con Latinoamérica, especialmente con Brasil, se llevaba a cabo en el ámbito de la ALALC hasta 1960 y luego de la ALADI, a partir de 1980, el sector productivo nacional se ha opuesto a negociar un TLC con Brasil. Lo anterior es producto de las malas experiencias por el proteccionismo brasileño y las prácticas de triangulación al amparo del Régimen de origen de la ALADI, contenido en su Resolución 252, que se considera laxo e impreciso y sin las disciplinas claras de un TLC.

Negociación de aranceles

En un TLC, para la inmensa mayoría de los bienes incluidos en el sistema armonizado de designación y codificación de las mercancías, realmente se negocia el plazo para la desgravación total de aquéllas originarias atendiendo a su sensibilidad para cada una de las Partes.

Las preferencias arancelarias, en el marco de la ALADI, derivan conforme a un porcentaje de preferencia (disminución) arancelaria específica, aplicable a cierta mercancía originaria identificada por su fracción arancelaria, y que hubiera sido negociada concretamente con el país de origen, en este caso con Brasil, mediante alguno de los diversos mecanismos de negociación. Es decir, caso por caso, y en el mejor escenario sobre listas de productos.

Esa metodología que además es renegociable anualmente, ha permitido durante muchos años, que preferencias negociadas y en vigor que han generado comercio e inversiones importantes entre las Partes de la ALADI, se eliminen de un plumazo mediante un Protocolo de Renegociación de un acuerdo.

Consideraciones finales

La eventual firma de un TLC México-Brasil, sería tan relevante para un país como para el otro. El potencial de comercio e inversiones recíprocos es inmenso, de eso no hay duda. La interrogante ahora es si el mandato de los presidentes de ambas naciones, concluirá una vez más, en decepcionante ?Acuerdo Ampliado? en el escenario de la ALADI, como tradicionalmente lo prefiere Brasil, o con un verdadero TLC, con los capítulos y disciplinas de los 11 TLC?s con que México cuenta en vigor.

El reto es trascendente para ambos Estados. Brasil tendrá que abrir su mercado y su economía dando con esto una nueva señal al MERCOSUR, a los países sudamericanos, y al mundo entero, no sólo a México, de su decisión de cambio de política comercial y de competitividad internacional en un ámbito de libre comercio. Para nuestro país, gobierno y sector productivo, sería un desafío para competir en términos de ese libre comercio y sin dar cabida a las prácticas desleales y prohibidas por la OMC, para garantizar la competitividad no exclusivamente de la industria nacional, sino de México, como economía.

El tiempo dirá si el proceso de auscultación resulta en un nuevo TLC, o más de lo mismo desde 1960.